"Crónicas de un pueblo palentino"
"Crónicas de un pueblo palentino" es una sección de la web www.villapún.es en la que se publican relatos verídicos o de ficción que tengan relación con el pueblo de Villapún o la cultura rural en general. Si quieres participar escribe tus historias y vivencias, tu relación con el pueblo, acontecimientos del pasado, cuentos del abuelo, aventuras de la infancia..., en fin, lo que quieras y envíalo a: villapun@gmail.com
miércoles, 30 de octubre de 2024
Arroyos de Villapún (IV)
lunes, 28 de octubre de 2024
Arroyos de Villapún (III)
viernes, 25 de octubre de 2024
Nombres y usos tradicionales de las plantas en Villapún (XXV)
miércoles, 23 de octubre de 2024
Arroyos de Villapún (II)
lunes, 21 de octubre de 2024
Arroyos de Villapún (I)
viernes, 18 de octubre de 2024
Nombres y usos tradicionales de las plantas en Villapún (XXIV)
lunes, 14 de octubre de 2024
Las presas de Villapún (y V)
viernes, 11 de octubre de 2024
Nombres y usos tradicionales de las plantas en Villapún (XXIII)
miércoles, 9 de octubre de 2024
Las presas de Villapún (IV)
lunes, 7 de octubre de 2024
Las presas de Villapún (III)
viernes, 4 de octubre de 2024
Nombres y usos tradicionales de las plantas en Villapún (XXII)
miércoles, 2 de octubre de 2024
Las presas de Villapún (II)
lunes, 30 de septiembre de 2024
Las presas de Villapún (I)
viernes, 27 de septiembre de 2024
Nombres y usos tradicionales de las plantas en Villapún (XXI)
lunes, 23 de septiembre de 2024
Fuentes de Villapún (y XXIII)
viernes, 20 de septiembre de 2024
Nombres y usos tradicionales de las plantas en Villapún (XX)
miércoles, 18 de septiembre de 2024
Entrevista en La 8 Palencia con el autor de "El canto del pepús. Nuevas andanzas de un naturalista de pueblo"
Fuentes de Villapún (XXII)
lunes, 16 de septiembre de 2024
Fuentes de Villapún (XXI)
viernes, 13 de septiembre de 2024
Nombres y usos tradicionales de las plantas en Villapún (XIX)
miércoles, 11 de septiembre de 2024
Fuentes de Villapún (XX)
lunes, 9 de septiembre de 2024
Fuentes de Villapún (XIX)
viernes, 6 de septiembre de 2024
Nombres y usos tradicionales de las plantas en Villapún (XXVIII)
miércoles, 4 de septiembre de 2024
Fuentes de Villapún (XVIII)
lunes, 2 de septiembre de 2024
Fuentes de Villapún (XVII)
viernes, 30 de agosto de 2024
Reseña de "Mis amigos y otros animales" y "El canto del pepús"
Amador Fernández Heras, ilustre paisano de Santervás, me regala (y quiere compartir con todos nosotros) una sentida y muy meditada reseña de lo que la lectura de los libros “Mis amigos y otros animales” y “El canto del pepús” han significado para él. No puedo más que estar profundamente emocionado y agradecido por sus palabras. Mensajes como éste son los que realmente justifican y compensan el trabajo de un escritor, mucho más allá de las ventas o los réditos económicos, que nunca me han interesado, si acaso únicamente como imperfectos indicadores de la difusión del mensaje que uno quiere transmitir a vecinos y lectores a quienes van dirigidas estas dos obras.
DE AULLIDOS, GORJEOS Y CANTOS DE PEPÚS
Este libro en el que he andado perdido no es otro que “Mis amigos y otros animales”, el cual siempre me resultó escaso a pesar de su extensión. Ahora que se ha publicado lo que se puede considerar su continuación, “El canto del pepús”, que no su conclusión, pues está urdido con una trama de materiales diversos e inagotables, me veo en la necesidad de mostrar mis impresiones.
Lo que me propongo escribir está cargado de subjetividad. No va a ser la opinión imparcial que a todo autor le gustaría que se hiciera de su obra. Es así porque lo hago desde la emoción que me provoca sentir, mientras leo, los olores del bosque, los sonidos del páramo, los sabores silvestres que brotan de la tierra, visualizar paisajes de la infancia, reencontrarme con palabras del pasado y con historias que acarician la memoria. No, no va a ser una reseña al uso. Ni siquiera una reseña. O sí. Pero sin más orden ni acierto del que resulta del volcado instantáneo de algunas de las impresiones que ha ido extrayendo un lector nada neutral.
Enfrascado en el placer de la lectura, sin darte cuenta estás en el final del último capítulo. ¿Y… ahora qué? Volver a releer las partes más sugestivas, las notas a pié de página. Esas precisas descripciones que te has saltado para no interrumpir la emoción de los relatos, que podrían conformar por sí solas diversos tratados sobre animales y plantas, sobre los paisanos, su modo de vida y su historia, los lugares del paisaje, el lenguaje local… Pero para una información exhaustiva y detallada está la página web del autor, www.villapún.es, donde se pueden encontrar todos los materiales que han sido recogidos en un arduo y dilatado trabajo de investigación.
Libros sobre la infancia en los lugares de origen hay muchos.
Ya desde las primeras páginas, donde el autor deja claro que Durrell y Delibes son sus referentes y a los que “ni por asomo” desea emular ni compararse con ellos (p. 17-18), y más allá de ese vínculo y el homenaje que les rinde, Roberto Rodríguez Martínez muestra sus particulares cualidades. Por un lado nos sorprende con su estilo, demostrando que no es tan difícil contar si se hace de forma desinhibida y sincera, sin máscaras y con palabras sencillas como las que se usaban en el acontecer de lo narrado; que es fácil si se tiene el deseo y la necesidad de compartir saberes. Algo, esto último, que siempre estuvo muy arraigado en el mundo rural y su economía colaborativa de subsistencia. Nada parecido a la actual ilusoria idea de la autosuficiencia individualista.
Otra peculiaridad que reseñar es la perspectiva desde la que se ejecuta la narración. Un enfoque raro de encontrar en el conjunto de textos que tratan del mundo rural. El autor construye una obra no exenta de cierta osadía y originalidad. No necesita indagar ni buscar referencias de lo que otros han escrito sobre esas cuestiones. Simplemente regresa al origen en busca de materiales; al terruño real del que nunca se desligó, no a uno imaginado. Y esa estrecha relación con las raíces y el posterior conocimiento de investigador le proporcionan la posibilidad de penetrar la superficie, en la que otros se quedan, y aproximarse a la realidad. Cuenta historias vividas en primera persona con el mismo sentimiento que hubo de tener cuando ocurrieron los hechos relatados. Con la candidez de una infancia intensamente motivada y curiosa que permanece fresca en la memoria. Con la franqueza y desparpajo propios de una cuadrilla de adolescentes que comparten las experiencias y emociones que van sintiendo en los sucesivos encuentros con los seres que pueblan el territorio. Un territorio, a menudo considerado anodino y vacío, si no extinguido (“aquí no hay nada”), que van descubriendo, henchidos de una Naturaleza que muestra la realidad de la vida: así el esplendor y la belleza como la cruel lucha por la supervivencia; una Naturaleza que, en su quehacer lento, siempre se está repoblando, indiferente al precipitado obrar de los humanos, quienes sí acaban creando desiertos, tanto reales como mentales, en el baldío de la modernidad y el falso progreso.
Si Félix Rodríguez de la Fuente, con sus documentales, fue determinante en la elección de estudiar Ciencias Biológicas, no es menos cierto que la sensibilidad del autor ha sido conformada principalmente por el paisaje natal y los seres que lo habitan. Son ellos quienes, en una especie de gorjeo, conforman el coro que narra y llena las páginas del libro, en el que nada ni nadie es protagonista de manera individual. Es la interacción de cada actor con los otros, y especialmente con la Naturaleza, quien conforma el núcleo del proceso narrativo.
El sentimiento de pertenecer a una común y frágil trama de la vida es algo con lo que todos llegamos a la existencia, pero que unos refuerzan, descubriéndose ecodependientes, y otros olvidan, enfrentándose incluso a ese mundo natural al que pertenecen. Cuándo y porqué esto ocurre, son preguntas que Roberto se hace y, en algunos casos, trata de responder: “… en qué momento de nuestras vidas muchos de mis congéneres pierden esa curiosidad y fascinación que todo niño muestra por los fenómenos naturales y, más en concreto, esa atracción hacia los animales. En qué momento comienza la indiferencia, y en no pocos casos el odio y la crueldad, hacia esos compañeros de viaje que tanto apreciamos en nuestra más tierna infancia” (p. 31). Estar en el bando de la fascinación o en el de la indiferencia, es algo que ciertos hechos deslindan con precisión: “… y dispara un certero tiro que impacta en el lomo del animal, penetrando en su cuerpo justo por encima de la cola. No es un tiro mortal pero el animal siente un dolor y un intenso calor interior que le obligan a anear con mayor intensidad […] las fuerzas le flaquean, su respiración es cada vez más entrecortada, ya que su pulmón derecho fue atravesado por el fatídico proyectil, y siente sed, una tremenda sed […] ahora la prioridad es encontrar algo que beber […] Pero ya es demasiado tarde, las fuerzas no dan más de sí y el animal cae derrotado a escasos metros del ansiado agua, muy cerca de la fuente de Cañijuelas” (p.36).
A mí, que sí he sentido un estremecimiento indescriptible ante la presencia de un lobo (bien puede que fuera un antepasado del abatido, pues venía del mismo paraje), más inexplicable y sorprendente me resulta el hecho de que alguien que no ha presenciado los acontecimientos tenga la capacidad de ponerse en la piel de un ser sintiente y describir de manera tan detallada su agonía. Es algo que va más allá de la pura compasión. Es como si desde las cuencas vacías de ese cráneo que Roberto conserva, la mirada doliente del lobo transmitiera a quien sabe mirar lo que sintió hasta el último aliento. Un encuentro de miradas en que el humano se reconoce en la mirada del otro. Una mirada que al mismo tiempo redime de la inconsciencia y de ese sentimiento incómodo causado por las propias acciones antinaturales e irracionales: “Entré en el huerto y comencé a inspeccionar los árboles, cuando desde un alto chopo un reiterativo canto llamó mi atención, haciéndome levantar la vista para descubrir al autor del mismo, un precioso macho de escribano cerillo. […] sin mucha convicción, levanté la horcaja, apunté hacia el escribano y solté la piedra que voló directa y, para mi sorpresa, impactó en pleno pecho del pajarillo, que cayó redondo al pié del árbol. Me quedé perplejo, sin saber qué hacer y un poco asustado por lo ocurrido. Primero miré para todos lados, temiendo que alguien me hubiera visto, y después me acerqué al lugar donde había caído el pájaro, observando su cuerpo inane que apenas unos segundos antes cantaba a la vida su felicidad. Lo sujeté en mi mano, el cuerpo aún caliente, deseando que siguiese vivo, pero era demasiado tarde y mi vergüenza y sentimiento de culpa me corroían las entrañas” (p. 89).
Esa mirada acertada sobre el territorio le aporta una cosmovisión clara sobre su transformación y el uso que se hace de la tierra, y le autoriza a realizar una crítica suave, casi amable, acerca del modelo de desarrollo cortoplacista: “… pinares que fueron plantados en los años cincuenta y sesenta del siglo pasado con discutibles intenciones medioambientales […], ocultando el verdadero interés económico de la producción maderera […] Así, los monótonos pinares sustituyeron a robledales maduros y pastizales mucho más ricos desde el punto de vista ambiental, lo que supuso un empobrecimiento de la biodiversidad y procesos ecológicos básicos” (p.34). También le dota de una fuerza especial para soportar la inconsciencia y ceguera de algunos paisanos, ajenos a lo que realmente acontece en su territorio y a todas posibilidades que éste contiene; y no desalentarse ni sucumbir a la tentación de callar las verdades y dejar de compartir los conocimientos acerca de la interacción entre diversos elementos de la Naturaleza (caso de los vencejos y los insectos): “… algunos de ellos [labradores] ya no están pendientes de las alturas, más atentos ahora a recibir las subvenciones de turno o confiados en la alta rentabilidad productiva que aseguran las pestes químicas que se añaden a nuestros campos. Y es que la calidad de vida no debería medirse sólo por los avances tecnológicos o el producto interior bruto. ¿Realmente es ese el mundo que queremos para nuestros hijos? ¿Un mundo sin pájaros, de alimentos sintéticos y de paisajes muertos y uniformes?” (p. 32).
En esa narración íntima, sencilla pero efectiva, no aparece nada especialmente heroico. Aunque sí hay algo que sobrevuela de manera destacable la mayoría de los relatos. Es el pueblo, Villapún con su territorio. El territorio entendido no sólo como espacio, sino también como algo histórico y cultural. El pueblo en cuanto comunidad de seres humanos corrientes, sí, pero también capaces de “llevar a cabo hazañas heroicas de manera cotidiana y prosaica”. Desde la cuadrilla de amigos a individuos concretos, que con su sabiduría y buen obrar contribuyen a formar carácter y futuros seres naturales y sociales. El abuelo (“Abuelito”) que, con esa heroicidad callada y sostenida día a día, de alguna manera habrá influido para que el nieto acabe escribiendo. Y es que de esa concatenación de causas y efectos de la historia, de la que es imposible escapar y, como si de la restitución de una deuda se tratara, territorio y comunidad demandan que alguien les convoque. El lobo moribundo, el escribano abatido por un niño, los vencejos y los mosquitos, la tierra degradada, la cuadrilla de amigos, el abuelo y los paisanos, son espacios y seres (“gente fuerte e importante” diría Dersú Usalá), elementos fuertes de la Naturaleza que reclaman para sí a personas como Roberto para que cuenten la epopeya de su acontecer.
Roberto pertenece a la última generación capaz de ligar el pasado del mundo rural con el presente; última con algo de memoria genuina. Cualidades que utiliza para embarcarnos en un viaje, en estos tiempos de incertidumbres y referencias perdidas, a un pasado donde nos sentíamos más seguros y felices. Y lo hace a través de un libro (libros) poderoso, por útil y estimulante. Un libro para quedarse, sino a vivir en él, sí al menos a perderse entre sus páginas, recogiendo migajas de la abundante sabiduría que en ellas se va desgranando, y reflexionar sobre la necesidad de modificar nuestro modo actual de entender la relación con la naturaleza. Necesidad de recuperar la cosmovisión que nuestros antepasados tenían del territorio: la ineludible dependencia con el medio natural y las relaciones interpersonales. “Recomponer lazos rotos con la tierra y entre las personas” (Yayo Herrero). En mi caso, conmigo mismo. Reconciliarme con el niño que fui, además de afrontar una necesaria revisión de la manera en que me he relacionado con el mundo natural. Quién iba a pensar que sesenta años después de depredar aquel nido de gavilán leería en las páginas de un libro una historia sobre un ejemplar descendiente de aquella familia de rapaces que durante sucesivas generaciones ha seguido procreando en aquel mismo nido.
En aquella infancia rural, a la intemperie, se desarrolló una forma de vivir plena, auténtica y natural. Se pude decir que salvaje. Y ahora me doy cuenta de que lo que andaba buscando en este libro era a mí mismo, al niño aquel, mi auténtico ser. Buscaba llegar a la convicción de no haberle traicionado con el paso del tiempo.
Pero, aparte de colmar esa satisfacción a quienes seguimos sintiendo una especial fascinación por aquel mundo natural, parece oportuno preguntarse por qué y para quién escribir de esto cuando parece que el acontecer presente va en dirección contraria, sin esperanza de un retorno digno a las raíces. A estas preguntas se puede responder que va dirigido, precisamente, para quienes han sido desarraigados y privados de toda relación y capacidad de reconocimiento con su paisaje, aturdidos entre el ruido y el relumbrón de un presente sin futuro y sin referentes del pasado. Quizá por eso. Porque hace falta redescubrir, recuperar nichos, grietas donde refugiarse de la barbarie que supone la mercantilización de todos los aspecto de la vida; esa barbarie que rompe los vínculos entre las personas y la Naturaleza, entre el pasado y el presente. Porque será necesario reconstruir lugares de esperanza, donde sea posible un mínimo de autonomía. Para eso es necesario que se escriban libros que, aparte de proporcionar el placer de leer, dejen semillas de saberes en las conciencias y referencias hacia unas formas de relación con lo vivo ya olvidadas; conocimientos que den fuerza y luz para encontrar esos espacios de libertad y soberanía.
Entre los gorjeos de “Mis amigos y otros animales” y “El canto del pepús” los páramos seguirán henchidos de vida. Y seguirá existiendo la posibilidad de que alguien tenga la dicha de estremecerse ante un aullido lejano, o contemplar extasiado la silueta de un lobo recortada contra el crepúsculo malva, mientras escucha en la proximidad el canto de un escribano cerillo que nunca fue abatido. Y aunque solamente sea capaz de imaginarlo…
Amador Fernández Heras
domingo, 4 de agosto de 2024
sábado, 3 de agosto de 2024
“El canto del pepús. Nuevas andanzas de un naturalista de pueblo”: EPÍLOGO: VILLA DE PUNE
viernes, 2 de agosto de 2024
Capítulos de “El canto del pepús” (XVIII): ATARDECER EN EL VALLE
jueves, 1 de agosto de 2024
Capítulos de “El canto del pepús” (XVII): VIDA DE PUEBLO
Un capítulo diferente, pero esencial, en “El canto del pepús”, pues trata del orgullo de ser de pueblo y deslegitima ese concepto moderno con el que se pretende etiquetar al mundo rural, ahondando en las raíces del problema del despoblamiento y repasando algunos aspectos culturales de la vida en los pueblos.
miércoles, 31 de julio de 2024
Capítulos de “El canto del pepús” (XVI): SOBRE BESUBIOS ROJOS, LIGATERNAS Y TOPILLOS
Partiendo del mito popular de los gamusinos, en este capítulo se añade uno inventado por la pandilla de amigos, que engañan a algunos chavales con los supuestos besubios rojos. Y no solo los chiguitos son objeto de burlas y chanzas… Concluye el capítulo con un asunto algo más polémico y real, el de los topillos.
martes, 30 de julio de 2024
Capítulos de “El canto del pepús” (XV): ¡YO QUIERO IR AL RÍO!
La elaboración artesanal de mosquitos como señuelo de pesca, la captura de truchas y cangrejos en el río Carrión o la de ranas en las lagunas del pueblo son los contenidos de este capítulo de “El canto del pepús”.
lunes, 29 de julio de 2024
Capítulos de “El canto del pepús” (XIV): LOS OTROS CHIGUITOS
Además de la pandilla habitual, en este capítulo se describen anécdotas con otros chicos de Villapún y alguna que otra incursión a otros pueblos de la zona con memorables aventuras que no siempre acababan bien…
domingo, 28 de julio de 2024
Capítulos de “El canto del pepús” (XIII): EL CANTO DEL PEPÚS
El capítulo que da título al libro es un recorrido por las plantas de la zona, pero también un nuevo cuento, original del autor, en el que los protagonistas son un pepús, un pecu, una cocotona y algunas otras aves que protagonizan una entrañable fábula local.
sábado, 27 de julio de 2024
Capítulos de “El canto del pepús” (XII): EXPEDICIONES ALREDEDOR DE MI PUEBLO
Cuando el pueblo se queda pequeño la pandilla de amigos emprende expediciones en pos de nuevos territorios por descubrir que no siempre ofrecen lo que ellos buscan…
viernes, 26 de julio de 2024
Capítulos de “El canto del pepús” (XI): …Y CANTÓ LA GALLINA
Los animales domésticos y su elección con las gentes del pueblo se relatan en este divertido capítulo en el que también se recupera el cuento clásico del gallo Quirico.
jueves, 25 de julio de 2024
Capítulos de “El canto del pepús” (X): LUCES EN LA OSCURIDAD
miércoles, 24 de julio de 2024
Capítulos de “El canto del pepús” (IX): TITO
La incorporación de un nuevo amigo a la pandilla y las divertidas anécdotas en las que participa, junto con la descripción de algunas labores tradicionales, como la elaboración de chorizos caseros con la carne de la matanza del gocho, se describen en este capítulo de “El canto del pepús”.
martes, 23 de julio de 2024
Capítulos de “El canto del pepús” (VIII): TRAS LAS HUELLAS DEL OSO
Nuevas aventuras de la pandilla de amigos en la Montaña Palentina, en este caso en pos de las huellas del oso.
lunes, 22 de julio de 2024
Capítulos de “El canto del pepús” (VII): AGUA QUE NO HAS DE BEBER… O SÍ
Trata este capítulo de la relación de los paisanos con el medio líquido, sus usos y aprovechamiento, así como de las travesuras de los “chiguitos” con las lagunas, arroyos y fuentes del pueblo como marco de entretenimiento.
domingo, 21 de julio de 2024
Capítulos de “El canto del pepús” (VI): EL AVE DEL REY SALOMÓN
“El ave del rey Salomón” es el pepús, la abubilla, protagonista de el sexto capítulo de “El canto del pepús. Nuevas andanzas de un naturalista de pueblo”, en el que también se cuenta la vieja leyenda árabe que da título al mismo.
sábado, 20 de julio de 2024
Capítulos de “El canto del pepús” (V): DEL LLANO A LAS MONTAÑAS
viernes, 19 de julio de 2024
Capítulos de “El canto del pepús” (IV): RESGUILANDO QUE ES GERUNDIO
jueves, 18 de julio de 2024
Capítulos de “El canto del pepús” (III): EL APRENDIZ DE AVENTURERO
En el tercer capítulo de “El canto del pepús. Nuevas andanzas de un naturalista de pueblo” el autor nos conduce por los pagos de Villapún en busca de divertidas aventuras y la exploración de nuevos territorios, sirviendo también de excusa para describir la técnica de construcción tradicional basada en el adobe, así como la evocación de la etapa de escolarización primero en el antiguo colegio “Villa y Tierra” de Saldaña y poco después en Valladolid.
miércoles, 17 de julio de 2024
Capítulos de “El canto del pepús” (II): ¡VAMOS A HACER UNA CASETA!
martes, 16 de julio de 2024
Capítulos de “El canto del pepús” (I): LA LUZ DE LAS LUCIÉRNAGAS
Enigmático comienzo para este primer capítulo de “El canto del pepús. Nuevas andanzas de un naturalista de pueblo”, en el que se cuenta una historia relativa a uno de los mitos de Villapún, el de “el tío del unto”, continuando con una jugosa conversación en la que se tratan diversos temas relacionados con problemas medioambientales.
lunes, 15 de julio de 2024
¡Vuelve el gran concurso del verano en Villapún!
Como algunos recordaréis, hace dos años organizamos un concurso por la publicación del libro “Mis amigos y otros animales. Andanzas de un naturalista de pueblo”.
Ahora retomamos la iniciativa con motivo de la edición del nuevo libro “El canto del pepús. Nuevas andanzas de un naturalista de pueblo”. Este libro incluye un total de 18 capítulos, de los cuales 3 fueron descartes que no llegaron a publicarse en el primer libro.
BASES DEL CONCURSO:
1-Podrán participar todas las personas que lo deseen, pero cada una sólo podrá dar una respuesta, considerándose válida únicamente la primera si envía más de una.
2-El objetivo será adivinar cuáles son los tres capítulos que fueron descartados para el anterior libro.
3-Las respuestas deberán enviarse como comentario a esta entrada del blog, indicando nombre y apellidos del participante, seguido de los títulos de los tres capítulos que cree que son los descartados. Cada participante sólo podrá dar una respuesta.
4-En caso de que nadie acierte los tres capítulos, el premio pasaría al que acierte dos y si tampoco hay ningún acertante pasaría al que acierte uno. En caso de empate el ganador sería quien antes haya enviado su respuesta. En caso de que nadie acierte ninguno de los capítulos el premio quedaría desierto.
5-Las respuestas pueden ser enviadas desde el momento de publicación de esta entrada hasta las 20:00 horas del día 16 de agosto de 2024.
6-El premio consistirá en un ejemplar firmado por el autor de “El canto del pepús”, siendo condición indispensable e innegociable para recibirlo asistir a la presentación del libro el día 17 de agosto de 2024 en Villapún, acto durante el cual se hará público el nombre del ganador.
7-La participación en este concurso implica la aceptación de las bases y la organización se reserva el derecho de aplicar el criterio que considere más oportuno para resolver cualquier situación no contemplada en las mismas.
ANEXO. A continuación se muestra el índice de capítulos para que los participantes puedan elegir el nombre de los tres que consideren que fueron los descartados para el anterior libro:
viernes, 12 de julio de 2024
“El canto del pepús. Nuevas andanzas de un naturalista de pueblo”: PRELUDIO: DOS MOMENTOS
jueves, 11 de julio de 2024
Nombres y usos tradicionales de las plantas en Villapún (XXVII)
“El canto del pepús. Nuevas andanzas de un naturalista de pueblo”: PRÓLOGO
Ofrecemos en exclusiva la primera página del PRÓLOGO del libro “El canto del pepús. Nuevas andanzas de un naturalista de pueblo”, recientemente publicado por la editorial Círculo Rojo, en el que el autor justifica la continuación de su anterior obra “Mis amigos y otros animales. Andanzas de un naturalista de pueblo”.