En este caso no se trata de plantas, ya que los NEBLONES son hongos parásitos, en concreto el “cornezuelo del centeno” (Claviceps purpurea), especie con componentes venenosos, que ha producido alguna intoxicación en el pasado. No obstante, tiene principios útiles en farmacia, por lo que se recogían antaño en grandes cantidades para venderlo. Con ellos también se elaboraba la “infusión del neblón” con el objeto de provocar el parto en embarazadas.
A finales del siglo XIX el Dr. Macho se refería a este hongo, señalando que en las comarcas del Páramo y la Valdecuriada le aseguraron que cuando la harina de centeno se halla mezclada con neblones su olor y sabor resultan desagradables, provocando desinhibición e hilaridad en las personas que la consumen, pasando después a “desmadejamiento”, cansancio, somnolencia e incluso vértigos, nauseas y letargo. Indica también que los rebaños repugnan la harina mezclada con neblón y que es tal la abundancia en los pueblos comprendidos en la zona del Páramo en años favorables, que en una sola temporada se enviaron a Barcelona unos cuatrocientos kilos para uso farmacéutico.
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