"Crónicas de un pueblo palentino"

"Crónicas de un pueblo palentino" es una sección de la web www.villapún.es en la que se publican relatos verídicos o de ficción que tengan relación con el pueblo de Villapún o la cultura rural en general. Si quieres participar escribe tus historias y vivencias, tu relación con el pueblo, acontecimientos del pasado, cuentos del abuelo, aventuras de la infancia..., en fin, lo que quieras y envíalo a: villapun@gmail.com


sábado, 26 de julio de 2008

Topillos, mentiras y falsos mitos

Muy temprano, apenas una hora tras la salida del astro rey, paseando por la pista de Villapún hacia la Roza, que atraviesa cultivos de cereal en esta zona de la vieja Castilla, uno puede encontrarse escenas que evocan la dura batalla por la supervivencia que todos los seres vivos tienen que librar. A escasos veinte metros por delante del camino que recorro en esta cálida mañana estival, no menos de nueve pequeños mamíferos salen raudos de sus refugios en las cunetas laterales en dirección al reguero central del camino cubierto de hierba. Se trata de topillos campesinos, Microtus arvalis para más señas, que se desplazan con gran rapidez, cual pequeños juguetes mecánicos, en busca de los brotes y abundantes semillas de los que tratan de alimentarse. En su corta carrera se turnan unos a otros, de manera que no más de dos o tres coinciden en la zona abierta y nunca en la misma posición, lo que dificultaría el posible ataque de alguno de los múltiples enemigos que este micromamífero tiene. Y es que la acción de la selección natural sobre las poblaciones de cazadores y sus presas se asemeja a una suerte de carrera armamentística en la que estas últimas han de mejorar continuamente sus técnicas defensivas y los primeros las propias de la depredación. Así, los topillos, animales de actividad principalmente nocturna, aprovechan los primeros rayos del sol para librarse del acoso de los cazadores de la noche, en esta zona sobre todo del búho chico, auténtico azote de estos roedores, y ponen en juego la táctica descrita en un intento de desconcertar a un posible enemigo diurno.
Pero ¿quiénes son estos denominados "topillos"?. Pues en realidad, a pesar de lo que su nombre vulgar pudiera sugerir, poco tienen que ver con los auténticos topos y mucho con los ratones de campo y otros roedores, aunque pertenecen a una familia diferente, la de los Micrótidos. A esta familia pertenece el topillo campesino, un auténtico desconocido en la meseta castellana hasta el último cuarto del siglo pasado, período en el que colonizó este territorio, al parecer de manera natural, procedente de las zonas montañosas circundantes. Y su llegada se hizo notar debido a la dinámica poblacional propia de la especie, con tendencia a producirse notables incrementos demográficos cíclicos cada cuatro o cinco años, que pueden llegar a progresar en auténticas plagas de más de mil ejemplares por hectárea en cultivos de regadío.
Y en una de esas estamos, pues desde el verano de 2006 una de estas explosiones de topillos, que se inició en la Tierra de Campos palentina, ha ido progresando como una mancha de aceite por las comarcas aledañas, sembrando el temor entre los agricultores que ven cubiertos sus cultivos por los dichosos roedores, creando una polémica a la que no han sido ajenos los propios agricultores, la administración, los medios de comunicación y los colectivos proteccionistas. La presión de los primeros obligó a los políticos a permitir un tratamiento con veneno que luego se detuvo por las imprevisibles consecuencias ecológicas y sanitarias que pudiera tener. Más adelante se volvieron a sembrar los campos con miles de tubos de plástico con grano envenenado de muy dudosa eficacia y altos riesgos, a pesar de que cuando la plaga empiece a remitir por sus propios mecanismos de control natural habrá quien se cuelgue medallas justificando el uso de este tipo de medidas, que resultan algo así como “matar moscas a cañonazos”.
En este asunto de los topillos ha habido mucha demagogia y altas dosis de desinformación, en el que además ha jugado un papel no poco relevante la prensa, ávida de sensacionalismos y en la que pocas veces se ha dado voz a los que verdaderamente saben de estos temas. Se ha podido oír a agricultores enfadados, culpando a la administración de inoperancia y a los “ecologistas” de ser responsables de la plaga por no “permitir” el uso de venenos, cuando no de ser quienes liberan directamente “los ratones” en el campo para servir de alimento a las rapaces y otras “alimañas”. Y es que llueve sobre mojado: esta idea, fruto del más absoluto desconocimiento sobre ecología de poblaciones y dinámica de depredadores y presas, no es nueva, puesto que, ¡qué casualidad!, cada tres o cuatro años vuelve a acusarse de lo mismo a los “ecologistas” o a la mismísima administración personificada en forma de “el ICONA”, organismo que, por otra parte, lleva extinto ya unos cuantos años sin que algunos se hayan enterado aún. Por cierto, dentro de otros tres o cuatro años se volverá a hablar de topillos, al tiempo...
Dicen que no hay nada más atrevido que la ignorancia y muchos de los que acusan tan alegremente quizás deberían mirarse al ombligo y pensar que si ahora hay topillos y antes no los había también ahora el campo es muy diferente a como era hace poco más de un cuarto de siglo. Y es que las concentraciones parcelarias, la proliferación de regadíos, la mecanización de las faenas agrícolas, el uso masivo de productos químicos y las nuevas técnicas de cultivo han mejorado sin duda la producción agrícola y las condiciones de vida de los agricultores, algo totalmente loable, pero también pueden estar en la raíz del problema y ser una de las causas de la expansión de ciertas plagas, incluida la de los topillos, por ciertas zonas donde antes no se conocían. La desaparición de barbechos y de la rotación de cultivos, la siembra directa, el uso de fertilizantes y pesticidas que afectan a los depredadores pueden haber servido de llama que ha prendido la mecha de la situación actual.
Dicho todo lo anterior, ahora la cuestión relevante es: ¿qué puede hacerse y hasta cuando durará la plaga? Pues los expertos conocen muy bien que las soluciones radicales y simplistas no sirven en estos casos, es más, pueden generar problemas más graves que los que intentan solucionar. Muy probablemente la propia dinámica poblacional de los topillos les llevará a reducir drásticamente sus poblaciones, ya que el control endógeno parece jugar un papel importante, de forma que cuando el número de individuos es muy elevado se produce una inhibición hormonal de la reproducción y de igual manera la llegada de un invierno frío o muy lluvioso volvería a poner las poblaciones de micrótidos en números más bajos.
Volviendo al principio del relato, el paseo matinal concluyó con una escena de caza en la que una comadreja atravesó el camino no muy lejos de donde había tenido lugar la escena inicial y en la cuneta abandonó, asustada por la presencia del observador, el cadáver aún caliente de un topillo que acababa de cazar. Y es que el mantenimiento de poblaciones saludables de las especies que se alimentan habitualmente de topillos, esas supuestas “alimañas” que los agricultores miran con tanto recelo, podría ser uno de los factores más importantes en el control de esta explosión demográfica de topillos, convirtiendo a estos depredadores en auténticos aliados, en vez de enemigos acérrimos del hombre, en el control de ésta y otras muchas plagas que afectan a los cultivos.
 
Roberto Rodríguez Martínez

Villapún (Palencia)
10  de agosto de 2007

jueves, 26 de junio de 2008

Los duendes de la noche

Se apagan las últimas luces del día con la calma en el ambiente y el palpitar de la sangre caliente de los pequeños “duendes de la noche”, que en esta hora mágica inician el segundo turno de la trepidante vida del robledal, aunque coinciden con algunos seres que amplían su jornada diurna más allá de las horas de luz, como es el caso de los recién llegados ruiseñores que aprovechan la oscuridad para lanzar a los cuatro vientos la proclama de su territorio por conquistar; algún petirrojo también les acompaña desde lo profundo de la vegetación, aunque sucumbe antes de que se cierre la noche en su empeño vital por delimitar sus parcelas.
 A la caída de la tarde varias pigazas “cacarean” con su estrepitosa voz mientras buscan un refugio seguro para pasar las horas tibias sin luz. Un relinchón de vuelo ondulante deja oir su característico reclamo haciendo honor a su nombre, acertadamente aplicado por las sabias gentes del campo. No muy lejos, en el brezal del páramo dos alcaravanes dirimen sus diferencias compitiendo por el favor de alguna hembra esquiva mediante su lastimero reclamo nupcial. Y mientras, en el corazón de la foresta, un autillo hace lo propio e inicia su jornada nocturna con los escarceos amorosos y la búsqueda de las pequeñas presas de las que se alimentará. Los grillos continúan su canto armonioso y en la oscuridad se une a ellos el más monótono de sus parientes los grillotopos, mientras la noche se va cerrando y en la charca del valle las ranitas de San Antonio inician su coro particular en un concierto que nos regala los oídos y al que cualquiera puede asistir, sin reserva previa de asiento, al espectáculo nocturno que durará hasta altas horas de la madrugada. Desde el cercano y modesto pueblo llegan los ecos de la bulliciosa algarabía de jóvenes y mayores quienes también apuran los últimos instantes de luz, sumándose al espectáculo natural en el que hombres y demás criaturas vivientes estamos inmersos. Esto es motivo de esperanza y nos hace pensar que aún es posible la armonía del hombre con su entorno, tantas veces castigado; no todo está perdido, la vida continuará un día más en este pequeño paraíso y en este maravilloso planeta vivo que llamamos TIERRA.
 
Roberto Rodríguez Martínez 
Melojar de “la Roza”, en Villapún (Palencia)
Atardecer del 1 de Mayo de 2005 (21:30-22:00)

martes, 12 de febrero de 2008

Recuerdos de mi infancia

Martes, 12 de febrero de 2008:
Parece que fue ayer. Recuerdo, aun de niño, cuando nos juntabamos la cuadrilla de amigos y nos ibamos a jugar a pistoleros por las calles del pueblo que me vio nacer, villapun, despues de salir de la escuela. En aquellos tiempos no habia play ni ordenadores como ahora. Recuerdo que tambien jugabamos a "la maya" en los corrales de la revilla o en el corral del señor aniano o por todo el pueblo o en el casillo,incluso en los pinos de la roza. Jugabamos a "chillar" a "la vaca plantada" a "tijeras o pulgar" al "balon-tiro" al "pañuelo" a "raton que te pilla el gato". En invierno a "los pinches", "carreras de barcos" a "las cuatro esquinas" en el portalin. En verano ibamos a la era a ver trillar. El que iba en el trillo llevaba un caldero y cuando veia que una vaca levantaba el rabo ponia el caldero para que la moñiga no cayera en la trilla. Teniamos un arma peligrosa, "el tirapiedras", ideal para matar pardales (pobrecillos) y romper las bombillas de las farolas. Eran los tiempos de macinger z de heidi de las radionovelas y de elena francis. Eran los tiempos de los vuelos tripulados a la luna, eran los tiempos de los beatles y del comediscos. Recuerdo el comediscos de mis hermanas mayores, era rojo. Los chiripitiflauticos, la casa del reloj, un globo dos globos tres globos......Recuerdo cuando venia el tardio o el pescadero o los dos mocitos, que los chicos nos peleabamos por ir a pregonar por todo el pueblo y nos recompensaban con unas golosinas. Los sabados y los domingos ivamos a pedir la llave de la casa del pueblo para ver la television. Tambien jugabamos mucho al futbol en la era, en el guarrate, en el camperito, en la tapia del señor teodoro, en la huerta, en todos los sitios. ¿que fue de aquellos tiempos?¿porque se los llevo el tiempo? como diria el viejo bob "armonica" dilan: la respuesta esta en el viento. Habia una noche especial en el año, la noche de reyes, que emocion. Limpiabamos los zapatos y a esperar los regalos. Por la mañana despues de misa ibamos todos los niños donde Cianos, nos poniamos en fila y nos daban a todos una naranja. Ya nos haciamos mayores y empezamos a fumar. Ibamos a santervas a comprar tabaco donde respi. Comprabamos de todas las marcas, lola, mencey, kaiser, goya, 46, ducados, celtas largos y cortos, sombra, jean, more....que brutos. Ya llegaron los tiempos de la Dipos, juergas, fiestas, futbolines, villares, alguna novia. Que bien lo pasabamos. Tantas y tantas cosas que me dejo en el tintero. Yo pienso que ningun tiempo pasado fue mejor que el presente, pero el pasado tiene la ventaja de que uno siempre lo añora. Si alguno de vosotros, los mas jovenes, quereis saber como se jugaba a dichos juegos preguntadlo que seguramenete alguno de mis compañeros de juegos tenga a bien responder gustosamente. Con el paso del tiempo mis esperanzas y mis temores han ido disminuyendo por un lado y aumentando, a la par, por el otro. Si, hubo un dia enque yo tambien fui niño. Ahora ya, mi niñez esta muerta y enterrada en el pasado. Pero tan seguro como que ahi un diablo en el infierno que YO como un pecador ante las puertas del cielo seguire arrastrandome los fines de semana hasta mi pueblo, VILLAPUN´. PD: perdonad mi atrevimiento, mi osadia y mis faltas de ortografia.

Luis Ángel Rodríguez Martínez